lunes, 23 de julio de 2012

El Fotógrafo de la Muerte...

Es cierto, una imagen vale más que mil palabras, pero ¿qué pasa cuando mil imágenes muestran el dolor, la muerte, la desesperación? tal fue el caso de Yosuke Yamahata, quién el 10 de Agosto de 1945, llegó,  el único reportero gráfico, a una ciudad en ruinas, en la cual la muerte y el dolor se conjugaba en un solo nombre: Nagasaki.
  
Yamahata, junto a sus ayudantes el pintor Eiji Yamada y el escritor Jun Higashi,  estuvo por mas de doce horas disparando con su cámara lo que mostraría años, muchos años después. El resultado: un extenso documento fotográfico de las consecuencias inmediatas de la segunda bomba atómica en Japón. 
Sin embargo, estas fotos no verían luz de inmediato, ya que tras el control por parte de los Estados Unidos sobre Japón, la censura ocupó su lugar, impidiendo que las fotografías de Yamahata, salieran del blanco y negro, tachando de esta manera el horror gráfico que este reportero logro capturar.

 
Fue solo en 1952 cuando la revista Life publica las fotos y es allí cuando el mundo volteó los ojos y contempló horrorizado la masacre que, en nombre de la paz, se realizó en Nagasaki. Gráficas que muestran una ciudad en ruinas. 75 mil de los 240 mil habitantes de esa población murieron en el acto; sin contar las muertes por enfermedades y de personas heridas. Al final se cree que más de 140 mil japoneses, en su mayoría civiles, fallecieron.

Yosuke Yamahata (Singapur, 1917 - Japón, 1966) estudió en la Universidad Hosei en Tokio, pero los abandonó antes de graduarse para trabajar en el estudio fotográfico de su padre. Durante los primeros años de la guerra, Yamahata fue fotógrafo militar en China y otros lugares. En 1942 regresó a Japón. En 1965 Yamahata cae gravemente enfermo. El diagnóstico: cáncer terminal, causado por la radiación a la que había estado expuesto en Nagasaki.


jueves, 12 de julio de 2012

Doble Moral

        Bruce LaBruce es un fotógrafo irreverente que toca todos los temas que atenta contra la epidermis de muchas personas. En esta oportunidad toca el tema de la religión y en sus fotos los sacerdotes y las monjas están cubiertas de un manto, no de divinidad, de sexo y semen.  Irreverente, caótico, porno, punk, sus imágenes muestran ese sacerdocio que se esconde detrás de una sotana y en la cual mucho sexo por debajo ha corrido.


Estas imágenes que forman parte de su muestra titulada  Obscenity “ y la cual mezcla modelos famosos, con cierto tono erótico e imaginería católica fue expuesta en la Fresh Gallery, sala madrileña situada en pleno barrio de Salamanca, España, hace poco más de un mes, la misma sufrió un ataque que, según todos los indicios, guarda relación con la muestra de fotografías de LaBruce, quién sin el menor pudor le pone el dedo a la llaga a muchos que de día oran un padre y tres ave maría, y de noche muelen a palos a sus mujeres, o las mujeres se tragan las hostias de otros hombres. Doble moral.
LaBruce, nació con el nombre de Justin Stewart. Actualmente escribe y produce fotografías para Honcho e Inches, y ha realizado algunas controvertidas películas que mezclan las técnicas del cine independiente con la pornografía gay. Según sus declaraciones, con sus películas intenta rechazar el machismo presente en la pornografía corriente. En ella aparecen frecuentemente skin-heads, punkis, y escenas sadomasoquistas.

En la exposición Obscenity una de las fotografías muestra a la cantante Alaska y su marido, Mario Vaquerizo, representando una versión libre de La Piedad. Precisamente por esta imagen, la cadena COPE (propiedad del episcopado) despidió fulminantemente a Vaquerizo, que colaboraba en el programa de fin de semana de una de sus periodistas estrella, Cristina López Schlichting. Nuevamente, doble moral.



Ahora, cuando el Vaticano despedirá a los miles de sacerdotes que en nombre de Dios castigan sexualmente a menores de edad. O cuando le pondrá el cascabel al gato y dejará que la tan llamada “castidad” de paso al sexo seguro? E incluso se atreva a ir más allá y saque de sus depósitos esos millones de Euros y acabe con la hambruna de la mitad de África. Seguramente, cuando entre la iglesia y el sexo no haya doble moral.